Israel decretará, mañana, luego de que la moción sea votada por el gabinete de seguridad, un alto del fuego unilateral. Este alto del fuego contempla que no se contempla al Hamas, con el cual no se negocia, no se habla, se lo pasa del alto, se lo borra del mapa, salvo que sus militantes insistan en disparar cohetes. En ese caso, Israel tendrá derecho a responder. Egipto, en tanto, buscará un mecanismo para lograr que puedan reunirse en El Cairo, representantes de Israel y la Autoridad Palestina. No se habla de reapertura de los paso fronterizos. No se recuerda el bloqueo. La dirigencia del Hamas rechaza estas condiciones. Pero el Hamas no cuenta, por lo tanto este rechazo no existe. Al mismo tiempo, la administración Bush, que es también la administración israelí, se despide con un acuerdo firmado por sus dos ministras de relaciones exteriores, Condoleezza Rice y Tsipi Livni. Un acuerdo espúreo, firmado en tiempo de descuento, por el cual se implementarán todo tipo de medios para impedir el contrabando de armas desde Irán a Gaza, el cuál llega al campo de refugiados por todo tipo de medios, desde el Mediterráneo, desde el Golfo de Adén, desde Sudán, a través de Egipto. Quedan implicados, al menos en este papel firmado con apuro y urgencia, los servicios de inteligencia norteamericanos e israelí, el gobierno de Francia, la OTAN (que bloquearía por mar los envíos), y el gobierno egipcio. Todo, para que los vecinos de Shderot puedan dormir bien. El encuentro fue muy cálido, transcribo un fragmento de la noticia, tal cuál apareció en la edición en hebreo de Haaretz, mucho más larga que la publicada en inglés. Habla Livni:
“Mi amiga Condi, se muy bien cuánto estás involucrada, y de mi parte, quiero agradecerte por tus esfuerzos.” Y agregó que Israel continuará reservándose el derecho a la autodefensa y a evitar que la infraestructura del terror se recupere.
Mientras tanto, en Qatar, en la cumbre árabe que se reúne allí con presencia de Jaled Mashal, el dirigente máximo de Hamas, que vive en Siria, el presidente de este último país propuso dar por muerta la llamada Iniciativa Arabe, que propiciaba un restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Israel, a cambio de negociaciones de paz con los palestinos y Siria. Israel se perdió esta oportunidad, que es dudoso volverá a repetirse, porque le importaba un carajo el mundo árabe: sólo vivía para Georgi, para Condi, y por eso perdió, de nuevo, el bondi. Qué será, ahora que, en la próxima parada, desciende Obama.