Tierra seca 2

Voy al baño del supermercado, hago lo mío y, cuando me lavo las manos, veo que el grifo no cierra bien.
El baño está en la parte trasera del local, entre el depósito y la cocina, busco a alguien para comunicarle mi hallazgo. Me encuentro con la señora de la limpieza, le explico, no me entiende, es rusa. La panadera también, pero habla algo más, me indica que tengo que hablar con la gerente, porque ella no sabe nada. Me aclara que la gerente no está, pero yo la encuentro en su oficina, en situación de diálogo con cajera, rusa como ella. Le cuento la situación de la canilla, que ella conoce, «ah, sí, gotea un poco». No gotea, le rectifico, pierde mucha agua. «Comprendo, señor, mañana va a venir el plomero». Pero, mientras tanto, haga algo, le ruego, «¿qué puedo hacer, no se puede hacer nada», me lanza. Cómo que no, le explico, se puede cortar la llave general, «no se dónde está», es la respuesta. Se pierden centenares de litros de agua, el país se seca, ¿no entiende?
Ella dice que entiende, la empleada tambièn: mañana se hará algo.

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